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Nunca terminaría de escribir una lista de mis defectos y debilidades, el Señor lo sabe. Es increíble como Dios, quien me conoce mejor que yo misma, ha pasado por alto lo que soy y me ve a través de su amor, misericordia y gracia. En su paciencia Dios sigue moldeando mi carácter, quebrantándome y humillándome cuando es necesario para despojarme de mi soberbia, falta de gratitud, el demandar “mis derechos”, el creer que siempre tengo la razón, el exigir determinado trato de los demás… y la lista puede continuar. Y así prosigo a la meta, anhelo ser como Cristo y desde los ocho años de edad puse mi confianza y entregué mi vida a Aquel que “es poderoso para guardarnos sin caída, y presentarnos sin mancha delante de su gloria con gran alegría” (Judas 24)
Desde que era bebé mis padres me llevaron a la Iglesia. Cuando era niña escuché vez tras vez el mensaje de salvación en la escuela dominical, en ocasiones incluso repetía una oración que dictaba la maestra, pero nunca llegué a conocer mi necesidad de Dios y de aceptarlo como mi Salvador personal. Dios usó a mis padres para guiarme a Cristo, después de que me hicieron ver mi condición de pecadora, y me mostraron que solo Dios podía limpiar mi corazón y adoptarme como hija suya.
Confío en que Dios cumplirá esto en mi vida: “Y el Dios de paz… os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo…” Hebreos 13:20,21
Estudié en casa desde los siete años y Dios me permitió concluir la Licenciatura en Educación en el año 2012. Ahora asesoro a mi hermana menor que aún estudia en casa, sirvo a mi familia en el hogar y recientemente empecé a dar clases de redacción y de inglés. Disfruto grandemente leer y conocer más sobre aquellos hombres y mujeres que Dios ha usado a través de la historia para llevar la Buenas Nuevas en todo el mundo, los misioneros. Me gusta leer, andar en bicicleta, cocinar para mi familia y amigos, tocar la flauta, y aunque lo hago con poca frecuencia me fascina montar a caballo y nadar.
Siendo Honestas 