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«Por el camino de tus mandamientos correré, cuando ensanches mi corazón» Salmos 119:32
Siendo honesta, no supero y tampoco comprendo el por qué Dios me escogió para ser Suya, francamente no hay nada en mi que pueda sorprenderle. Increíblemente y muy a pesar de quien soy, El determinó que valgo la pena y persevera para moldearme a Su imagen perfecta. Es por eso que descarada y desesperadamente lo amo. Así es, ¡lo amo! Estoy en deuda con Cristo por amarme desde siempre y rescatarme de mi maldad.
Una tarde lluviosa de julio leía el capítulo 1 versículo 4 del libro de Santiago en la Biblia, que dice: «Más tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.» Este versículo ha sido clave durante mi caminar en Cristo, muchas veces he sentido que no hay solución para mí y que seguramente Dios estará a punto de declinar Su amor y paciencia para conmigo. Sin embargo, descansa mi alma al saber que Cristo nunca nos pedirá nada por lo que Él mismo no haya pasado; nos llama a la paciencia, perfección y cabalidad, cualidades que son meramente Suyas y aplicables en función a nosotros. Alienta tanto mi corazón el saber «que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo» Filipenses 1:6. ¿Le has permitido al Señor que comience en ti Su obra?
Me gozo al tener el privilegio de conocer Su palabra, ser limpia, plena y renovada a través de ella .»Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.» Romanos 12:1-2
Hace no mucho el Señor me recordaba de mi responsabilidad de hacer que lo terrenal muera en mí a través de Él mismo. En Colosenses 3:5 dice, «Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros.» Me encanta como Dios es TAN claro y puntual para dar dirección y libertad a través del cumplimiento de Su Palabra.
Gracias a Dios tuve la oportunidad de conocer de Él desde muy pequeña y mi gran bendición ha sido caminar y crecer en Su Palabra junto con mi familia. Cuando tenía 15 años decidí entregar mi vida completamente a Cristo, y Su obra en mí continúa a medida que me quebranta para ser moldeada conforme a Su plan perfecto.
Mi nombre es Natalia García, tengo 26 años, mis hermanos son la mera onda y me ENCANTA estar con mi familia. El gozo del Señor es mi fortaleza y Él, literal: mi vida.
«En cuanto a mi, veré tu rostro en justicia; Estaré satisfecha cuando despierte a tu semejanza» Salmo 17:15
Siendo Honestas 